jueves, 6 de julio de 1995

Cien años de soledad


García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad,
Oveja Negra, Bogotá, Colombia, 1994

Mariposas amarillas, almendros y bananos partidos, son referentes lingüísticos y conceptuales de la obra estelar de García Márquez.
Como antes Troya, Ítaca, y recientemente Comala, Macondo se sumó a la geografía literaria, para sobreponerse incluso a los sitios reales. Macondo es esencialmente un lugar utópico, fantasmal, aislado geográfica e históricamente. Macondo se debate entre la guerra y la modernización. Se pretende único, invisible, auténtico, pero comienza a sucumbir por los intereses creados que se gestan, como el siempre irreverente y odioso intervencionismo extranjero. Macondo no es ajeno a esta contaminación política, pero a la vez es ejemplo de la digna lucha reivindicatoria.
Más allá del tema cronológico, García Márquez buscó con la escritura de esta obra, comprender el propio sentido de la soledad, la cual va más allá de una simple idea de aislamiento; la soledad -verdadero personaje principal- es todo un sentimiento, es memoria, nostalgia, aridez, costumbre, incomprensión, contemplación, experiencia, clarividencia, incertidumbre, humanización, vejez y preparación de la muerte. La soledad no como fatalidad, sino como privilegio y a la vez sustento para soportar la vida.